Los relatos que componen nuestros fans son increíbles. Y qué mejor lugar para publicarlos que el blog oficial de Los Sims. La primera en contarnos una historia es Cathy Tea.
«Empecé a jugar a Los Sims cuando salió «Los Sims 2» Mascotas y llevo enganchada desde entonces. Este relato se ha extraído de la historia «Goofy Love Legacy» (Legacy: amor guasón), que empecé el 4 de septiembre de 2014, el día que Pinstar publicó las reglas oficiales del desafío Legacy para Los Sims 4«, cuenta Cathy. «Además de Goofy Love tengo otras cuatro historias. Una ya está terminada y tengo pensado empezar otra nueva dentro de poco. A excepción de la historia nueva, el resto son distintos desafíos de Los Sims».
En el aspecto profesional, Cathy Tea es editora web de un gran distrito escolar urbano y da clases online de escritura en el colegio de su comunidad. Además de jugar a Los Sims, a Cathy Tea le gusta tocar el violonchelo, trabajar en el jardín y salir a caminar con su novio por el desierto que hay cerca de Oasis Springs. Al igual que la fundadora de su desafío Legacy, Cedar Bough, a veces Cathy Tea da vueltas bajo el cielo azul y exclama: «¡Me encanta! ¡La belleza nos rodea!»
EXTRACTO DE «GOOFY LOVE LEGACY»
Mi hermana mayor, Aspen, siempre me llama «Madrona, la de en medio», porque soy la hija de en medio de la quinta generación de una familia que pretende llegar hasta la décima en el desafío Legacy.
Me gusta la perspectiva de estar en el medio.
Me encanta estar en el medio. He disfrutado de la niñez con mi hermana mayor hasta que alcanzó la adolescencia y después hice lo propio con mi hermana pequeña, Poplar, hasta que fui yo la que alcanzó la adolescencia. Ahora soy adolescente con Aspen y, antes de convertirme en joven adulta, seré adolescente con Poplar. Ventajas de estar en el medio. Puedes compartir cosas con quien estaba antes y también con quien llega después.
El otro día a mi hermana mayor, Aspen, se le incendió el horno. Bueno, más bien se le incendió el festival de tacos.
¿Es normal que un festival de tacos eche humo?
No pasó nada grave. Mi padre y su primo apagaron el fuego y nadie resultó herido (¡Aunque yo me moría de hambre! ¡Qué ganas tenía de hincarle el diente al festival!). La aseguradora nos dio 13 § para sustituir la cocina. ¡No cubría los gastos ni de lejos! Y nada podría sustituir nuestros recuerdos.
Papá dijo que habíamos tenido aquella cocina desde siempre, desde que existía la casa de Cradle Rock. Nadie recuerda quién vivió primero en esta casa pero suponemos que fue, al menos, hace cuatro generaciones, porque sabemos que mis hermanas y yo somos la quinta generación que ha nacido aquí. Tenemos un cementerio familiar con las tumbas de todos nuestros ancestros, además de algunos amigos de la familia que murieron aquí. Los nombres de las dos lápidas más antiguas son ilegibles.
¡Solo por tener un cementerio en el jardín no significa que tengamos que ser melancólicos!
El viento y la arena del desierto han desgastado esos dos nombres con el paso de los siglos. Apenas se distinguen las palabras «Vagando por el espacio» en una y «Ese alguien único de Cedar» en la otra, pero los nombres se han perdido con el tiempo.
Mi hermana mayor, mi tía y mi madre son todas melancólicas y, a veces, me pregunto si se debe al cementerio, que les recuerda que los Sims, como vienen, se van, recordados y olvidados.
A mí, vivir aquí, donde mi familia reside desde que alcanza la memoria, me produce más felicidad que otra cosa.
Cuando dijimos adiós a la cocina original, pensé en todos los sándwiches de queso a la parrilla y huevos revueltos que se habrían preparado en ella, en todas las tartas de cumpleaños que se habrían cocinado en ese horno, en todas las comidas familiares que se habrían disfrutado aquí, en la gran mesa de la cocina. Mi padre se le declaró a mi madre en esta misma cocina.
Esta cocina lleva generaciones siendo el centro de la familia.
La silla donde me siento a hacer los deberes, ¿cuántos niños más se habrán sentado en ella a hacer los suyos? Mi padre, mi tía, mi abuelo Palo Verde, que fue un famoso cómico llamado El domador de llamas reales, su madre, cuyo fantasma nunca se ha visto…
Dicen que mi bisabuela, cuyo fantasma nunca se ha visto, tuvo como primer amor verdadero a la Parca. Cuenta la leyenda que conoció a la Parca tras el fallecimiento de su madre (nuestra fundadora sin nombre) y le suplicó vehementemente por su vida. A cambio, le ofreció a la Parca su corazón. Más tarde, el día que cumplía la mayoría de edad, la Parca vino a reclamarla y su hermano suplicó por su vida. La Parca le permitió quedarse, porque la amaba de verdad, pero la cláusula final del trato fue que, cuando muriera, su fantasma no regresaría jamás, pertenecería a la Parca para siempre.
Cuenta la leyenda que la Parca fue el primer amor verdadero de mi bisabuela, cuyo fantasma nunca se ha visto.
Debe de haber algo de cierto en esa historia. A mí me la contó el fantasma de su hermano, que merodea por la gran casa que hay al otro lado de la calle y, casi todas las noches, viene a nuestra casa para hablar conmigo y con mi hermanita. Hemos conocido también a otros fantasmas de la familia, pero nadie ha visto jamás al fantasma de mi bisabuela Acacia.
Ahora tenemos una cocina nueva. Funciona igual de bien que la vieja y cuenta con todas las actualizaciones personalizadas.
Ya tengo edad para usarla y, cuando lo hago, ya no pienso en el pasado. Miro hacia delante, hacia el futuro. ¿Quién estará aquí en décadas venideras, cocinando para sus familias?
Me pregunto quién preparará aquí, en el futuro, queso a la parrilla.
¿Cuántos cumpleaños más se celebrarán en esta cocina?
A veces, cuando dejo volar así a mi imaginación, hacia el futuro, entiendo por qué mi hermana, mi madre y mi tía tienen pensamientos melancólicos. Es normal pensar que no somos nadie.
Como dijo una vez un gran escritor, la historia de cada familia se puede condensar en estas palabras: «Pete compra un solar, se casa, tiene un hijo que se casa, reforma la casa, más niños, vaya, alguien se muere, vuelta a empezar, repetir, seguir».
A veces, mientras le doy la vuelta al queso a la parrilla y dejo volar mi imaginación más allá, veo que así son nuestras vidas. Si lo piensas, un día puede resumirse en: me levanto, desayuno, voy a clase, hago los deberes, perfecciono mis habilidades, me voy a dormir. Anda, ¿no es eso lo que hice ayer?
Pero entonces el aroma del queso al derretirse me hace despertar y noto las baldosas de la cocina bajo mis pies, percibo el calor de la cocina, oigo las risas de mi hermanita mientras me cuenta otro chiste de llamas.
Si te gusta, espera que te cuente mi otro chiste de llamas.
Mi vida no está ahí fuera, a 3000 metros de altura. Está aquí, sobre la tierra, en este preciso momento. Ahora mismo me siento rebosante de alegría, me siento feliz de estar aquí, en la cocina, con mis hermanas, mi madre, mi tía y mi padre. Me invade la serenidad de saber que los fantasmas de mis ancestros nos protegen y que nuestros descendientes esperan en el futuro que traerá su llegada. Me siento en casa.
Se puede consultar la versión completa de «Goofy Love Legacy» aquí, junto a otras fabulosas historias de Cathy.